Bueno, me apetecía mucho escribir esta entrada para reflejar como estoy llevando esta primera semana de dieta tras la vuelta de Navidades.
A nivel de ejercicio físico la verdad es que está siendo horrible. Esto viene motivado porque el pasado domingo haciendo un trote suave me contracturé el gemelo izquierdo, lo que me ha dejado en el banquillo para toda la semana. Además, está siendo una semana de duro trabajo y a penas tengo tiempo (con horas de luz) para salir a entrenar, y con los cierres perimetrales del COVID y mi barrio con a penas dos farolas, pues difícil. La parte positiva es que este fin de semana casi seguro salga en bicicleta con gente de la zona, con lo que conoceré a nueva gente y nuevas rutas. Espero no acabar para el arrastre…
Por otro lado, hablando ahora de la alimentación, tengo que decir que estoy muy contento. Estoy siguiendo todo a raja tabla, y con estos 3 días y medio que llevo haciendo todo a la perfección, empiezo a notar mejorías. Es brutal porque aún queda media semana por delante de buena alimentación y fin de semana de deporte, así que veremos cómo se da…
Recuerdo que el objetivo intermedio que tengo más cerca es el de bajar de 89kg al terminar este mes de enero. Estamos a día 14, por lo que quedan aún 17 días por delante, o lo que es lo mismo, terminar esta semana y dos más. Sé que puedo conseguirlo.
En cuanto a la ansiedad, reconozco que hay partes del día en lo que me entra el hambre, pero es lo que hay. Estoy con déficit calórico, que es la base de cualquier dieta de adelgazamiento, y eso a veces implica pasarlo mal. Es posible que algunos dietistas o «influencers» que ahora están de moda os digan que no es necesario pasar hambre para adelgazar; pero en mi caso personal tiene que ser así para alcanzar mis objetivos. Además de que, por supuesto, confío ciegamente en mi preparador y sigo sus indicaciones al pie de la letra.
El lunes actualizaré con los resultados.
¡A cuidarse!