Hace tres o cuatro años comenzó a hablarse en los medios de un nuevo trastorno alimenticio, la ortorexia, definido como la obsesión por la comida sana.
Incluso, en 2019, el periódico El Español publicada esta noticia: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20190315/puede-matarte-obsesion-comida-sana/383212809_0.html
En dicha noticia indicaba el caso de una joven de 22 años, la cual llegó a obsesionarse con la comida saludable, pesando 50kg para 1,70m . Y cito esta parte de la noticia porque me parece importante para lo que voy a analizar a continuación:
Sara comenzó a estudiar una carrera relacionada con la alimentación: «Por eso era consciente de que me estaba matando». Actualmente, con 22 años, está recuperándose de su obsesión por la comida sana, que le ha supuesto un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que pudo costarle la vida: la ortorexia. «El problema es que nadie te entiende porque es una adicción sin sustancia», sentencia la joven, que llegó a tener heridas en las costillas y el trasero por no tener grasa.
Antes de empezar a echar espuma por la boca, intentaré dar mi visión, primeramente, sobre lo que es un trastorno, que no deja de ser una alteración en la salud.
También es importante tratar el término obsesión, que implica una perturbación anímica que nos afecta mentalmente debido a una idea que se nos graba fuertemente y no podemos olvidar. Sabiendo esto, realmente una persona se puede obsesionar, literalmente, con cualquier cosa: el amor, la comida sana, el ejercicio… Y no por ello esto supondrá que estas ideas, sentimiento o acciones sean perjudiciales para el ser humano.
Volviendo a la noticia citada anteriormente, resulta realmente curioso que se le ponga un nombre a una obsesión por comer de forma saludable, e incluso que se relacione dicha obsesión con la anorexia, tal y como hace dicho artículo.
En ningún momento pienso que una persona que coma de forma saludable pueda llegar a no estar saludable. Es que la propia contradicción está implícita, y es lo que resulta tan ridículo.
Si una persona alcanza un estado insalubre, y cito de nuevo el artículo: «…llegó a tener heridas en las costillas y el trasero por no tener grasa.», está claro que esta chica no se ha alimentado de forma correcta. Y es que la alimentación saludable lo único que implica es rechazar el uso de ultraprocesados insanos, así como harinas refinadas y azúcar. Pero en ningún momento comer de forma saludable implicar reducir la cantidad de grasas (importantísimas en alimentos básicos usados a diario como el aceite de oliva), o reducir la cantidad de calorías consumidas a lo largo de un día.
Si una persona acaba desnutrida, es porque no se ha nutrido correctamente. No hay más. Se trata entonces de otro trastorno diferente, posiblemente más cercano a una anorexia.
Varios expertos del mundo de la nutrición han reaccionado agresivamente contra esta campaña promovida por medios y grandes corporaciones y lobbies de la industria alimentaria que parece intentan convencernos de que comer mal nos puede llegar a ayudar, y que comer bien puede llegar a matarnos (esto sacado tal cual del artículo anterior). Uno de esos famosos nutricionistas es Carlos Ríos, conocido en redes por generar el movimiento «Realfooding» basado en comer comida real y dejar a un lado los ultraprocesados.
Y así nos encontramos a día de hoy, con una gran pandemia mundial y los medios de comunicación alientándonos a consumir comida insana, lo cual seguramente ayudará a combatir el dichoso COVID (ironic mode on).
Mi consejo, desde mi absoluto desconocimiento del mundo de la nutrición, es que debemos de comer comida saludable, permitiéndonos de vez en cuando un capricho en forma de ultraprocesado. El mismo Carlos Ríos hace referencia a que nuestra dieta debe estar formada por un 90% de comida real y un 10% de ultraprocesados, dejando claro que estos últimos deben representar un parte mínima de nuestra dieta para encontrarnos mejor y evitar enfermedades relacionadas con el consumo de este tipo de alimentos, como por ejemplo, la diabetes.